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PDC

martes, junio 21, 2005

Humano, demasiado humano

La historia está repleta de pobres diablos. La mayoría de ellos pasaron desapercibidos, pero algunos encontraron la forma de hacerse notar, o mejor aún, crear una imagen de sí que perdure en el tiempo y que sea considerada como una gran influencia en la cultura occidental. Y en esta especie de pobre diablo, nadie cabe mejor que Friedrich Wilhelm Nietzsche.



Uno de los argumentos fundamentales de Nietszche era que los valores tradicionales (representados en esencia por el cristianismo) habían perdido su poder en las vidas de las personas, lo que llamaba nihilismo pasivo. Sostenía que los valores tradicionales representaban una "moralidad esclava", una moralidad creada por personas débiles y resentidas que fomentaban comportamientos, como la sumisión y el conformismo, porque los valores implícitos en tales conductas servían a sus intereses.
Nietzsche afirmó el imperativo ético de crear valores nuevos que debían reemplazar los tradicionales, el principal valor debía ser la superación del hombre, la superioridad del fuerte sobre el débil, del hombre que no repara en los medios para llegar a conseguir lo que quiere. Y así predijo que la evolución del hombre sería el “superhombre”.
Observa que la cultura de su época vaciaba de contenido la religión. Con la crisis de la fe entrará en crisis el mundo entero. Hay que provocar ese acontecimiento. Por ello Nietzsche proclama la muerte de Dios: “Dios ha muerto, y la fe del dios cristiano ha sido aniquilada” . Muerto Dios queda el hombre, su vida, su existencia, su personalidad y su carácter. Sin moral y sin Dios queda el nihilismo.

La nueva humanidad “más allá del bien y del mal”, está representada por el "superhombre". Será el vencedor de Dios y de la moral diciendo sí a la vida misma. Su existencia será meramente intraterrena, sin ninguna trascendencia, sustituyendo a Dios en el dominio del mundo.

Cuando alguien lee el pensamiento de Nietzsche, se genera una imagen de él, que está muy lejos de lo que en realidad era. Un hombre con continuas migrañas que lo dejaban débil y postrado por días, un hombre solitario y con grandes dificultades para mantener relaciones sociales, un hombre que denigraba el amor y la amistad pero que sin embargo sufrió por una mujer, un amor no correspondido, un hombre con continuas enfermedades y que llegó a la demencia, y un hombre que a pesar de ser el representante del superhombre, vivió sus últimos años de vida en la casa de su madre hasta que esta falleció y fue a vivir a la casa de su hermana en donde finalmente murió.

Pero a pesar de ser tan patético supo dejar una imagen suya, que hace creer que él estaba cerca de ser lo que proclamaba: el superhombre. Por eso, se merece ser nombrado, un Gran Pobre Diablo.

Igual, con solo ver su bigote, uno se da cuenta que fue un "superpobrediablo".