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PDC

jueves, septiembre 01, 2005

Canto al Pobre Diablo

¡Oh, hermanos! ¡Seamos unidos en nuestra pateticidad! Amén.

Pobres diablos de todo el mundo, oigan estas palabras
de un miembro más de vuestra arraigada tradición de loosers y corkis.

Nuestros antecesores no tuvieron el lujo de ser pioneros en nuestro arte
pues ellos ni siquiera pudieron hacer eso bien.

Nuestro círculo está marcado sólo
por la circunferencia de la pobrediableza.
Una línea que sólo se cruza al momento de nacer uno de nosotros, y de la cual no hay retorno.

¡Oh, Pobre Diablo, amigo mío, compañero en la lucha! ¡Resiste!
Pues seremos pobres diablos, pero somos más fuertes que cualquier otro tipo de patético.
Pues tenemos el orgullo del que los flojos carecen y del que los ganadores hacen alarde.
Tenemos un compromiso y una esperanza.
Siempre se puede ser menos patético que otra persona.

Eso somos, hermanos míos. Meros optimistas.
Vemos una virtud cuando en realidad hay otra.
Perdemos el colectivo, y tomamos un taxi, que...
Siempre dará vueltas y vueltas, o se quedará en un embotellamiento.

Por eso, Pobre Diablo, amigo mío, desde siempre tenías que saber
que aunque los pesares envuelvan tu alma
que aunque el bolsillo te duela
que aunque las piedras te hagan tropezar más de una vez
o quinientas veces por día, como a mí
siempre habrá una luz al final del túnel.

Siempre estará la esperanza de que Dios nos esté haciendo un buen chiste y que, con divina gracia, nos libere de nuestros problemas y podamos ser ex Pobres Diablos.

Aunque ahí todo perdería sentido.
Y todos nosotros... seríamos sólo otras cabezas en el rebaño de la humanidad.


(Dedicado a un Pobre Diablo triste)
(Arriba, ídolo, que se puede)